martes, 14 de agosto de 2012

HUELGA de HAMBRE por la dignidad // Murcia II: prohibido el "preso político" // Pedro Tabanera, 33 aniversario.

Varixs presxs políticxs del Colectivo en HUELGA de HAMBRE


El preso político de los GRAPO Enrike Kuadra Etxeandia, se ha puesto en huelga de hambre en solidaridad con la huelga de hambre de Iosu Uribetxeberria Bolinaga. Está en la cárcel de Daroca, Zaragoza.

Así mismo, han iniciado huelga de hambre en solidaridad con Iosu, Nacho Varela Gómez, militante de los GRAPO preso en Puerto I, Marcos Martín Ponce en Morón de la Frontera (Sevilla) y otros varios presos que van sumando según conocen la noticia.

Iosu está siendo acosado estos días por la Ertzantza en la habitación del hospital de Donosti.

Ya son 240 los presos y presas políticas vascas en lucha, muchos de ellos en huelga de hambre, otros están llevando a cabo encierros en las celdas, se están negando a comer la comida de la cárcel, realizando concentraciones y mandando cartas al Ministerio del Interior.

Presxs Políticxs Enfermxs LIBERTAD INMEDIATA


MURCIA II: Prohibido usar el término preso político a lxs propixs presxs políticxs.
Encarnación León Lara, prohibido usar el término preso político
 

OPINIÓN:

33 aniversario del asesinato del militante de los GRAPO Pedro Tabanera Pérez:

Se cumple ahora el 33º aniversario de la muerte, en una gran emboscada policial de Pedro Tabanera Pérez. El nombre no dirá nada a las nuevas generaciones, pero tampoco a las antiguas. Ahora es un nombre más, un apellido que ni siquiera “suena”, como pueden hacerlo otros. Y sin embargo, en aquel verano de hace (¡ya!) 33 años, ese nombre copaba titulares de los medios, tan manipuladores y terroristas como los de hoy, si bien menos sofisticados y más primarios. Se convirtió en el “terrorista más buscado”, “el más perseguido”. Se puso, junto a otros militantes antifascistas y comunistas, precio a su cabeza. Exactamente, un millón de pesetas era lo ofrecido a quien pudiera dar pistas, pistas que encaminaran a su exterminio. Cuando ocupas titulares así, se puede adivinar tu destino, porque te lo están describiendo con claridad.

Nunca le conocí, pero casi podría asegurar que Pedro Tabanera no querría que hoy alguien le recordara como alguien especial, como un héroe. Seguramente Pedro Tabanera pensaría, como yo, que la clase no necesita héroes, ni construcciones mitológicas, ni dirigentes providenciales. Eso no va con nosotros, ni con la historia, ni con la vida cotidiana. Pero sí me arriesgo a suponer que Pedro hubiera preferido ser recordado como un militante, como un soldado. Tenía veinte años cuando murió. Militaba desde los 17 años en la Unión de Juventudes Antifascistas, dicen sus compañeros que de manera ejemplar. Unos rasgos comunes con miles de jóvenes en aquellos años, en los que la derrota del movimiento popular y obrero empezaba a tomar la forma que ahora sufrimos, bajo la batuta de un revisionismo podrido y especialmente del socialfascismo psoeista, que iba tomando visos de alternativa para gestionar el régimen y tomar los trastos de matar. Y no en metáfora taurina.

Me voy a tomar otra confianza con Pedro Tabanera, y voy a suponer que tal vez hubiera considerado conveniente tratar su muerte en el marco político de aquel verano de 1979. En el marco que se crea tras el repentino cambio de dirección de la responsabilidad del atentado terrorista en la cafetería California 47, en el que la policía pasa bruscamente y sin ninguna motivación (salvo la de marcar como objeto de exterminio a los militantes antifascistas de los GRAPO) de achacar la autoría a la ultraderecha a endorsársela a unos militantes, que bajo las adecuadas dosis de tortura reconocieron “haber participado”. Da igual en lo que sea. Y así, las incontables pruebas testificales que identificaron a Jesús Barranco, alias King-Fu, ultraderechista de muy pocas luces, como el portador de un paquete, quedan olvidadas. Los testimonios presenciales (“No entréis, que va a estallar una bomba”, decía un dirigente fascista momentos antes) también se desechan porque el objetivo es otro. Donde había un hombre, aparece una mujer, porque se ha detenido a Carmen López Anguita, y hay que cubrir el papel.

Pero todo lo relacionado con el atentado terrorista de California 47 ya se ha escrito en otro lugar por mejores plumas. Ahora se trata de describir aunque sea torpemente el ambiente que los medios crean amparándose en un crimen indiscriminado. No hay más que ir a las hemerotecas para ver el balance represivo de las semanas anteriores al 15 de agosto. Seguro que muchos recuerdan el asesinato de Gladys del Estal, a principios de junio, que en una sentada ecologista recibe la ráfaga de metralleta de un guardia civil. Pero nadie recuerda a Jose Ramon Ansa, 17 años, ( ¡17 años!) secuestrado (en Andoain) y asesinado por un comando policial. Ni a Teodora Sánchez, de 78, arrollada en Rentería por un coche policial que disolvía a embestidas una manifestación. Pero también muere en Malasaña Salomé Alonso, de 28 años, en una bomba colocada contra un abogado laboralista por el típico comando ultraderechista en horas fuera de servicio. No es que no quiera hablar de Eizaguirre, dirigente del PCE(r) asesinado en París, de Aurelio Fernández Cario, de la misma organización, también asesinado en París; de Valentín González, trabajador del mercado valenciano en huelga, asesinado por la policía, de Vicente Vadillo… No es que me olvide de Enrique Fernández Castro, vecino de Monforte de Lemos, asesinado a causa de una brutal paliza proporcionada por varios policías nacionales el 14 de agosto. Un día llegará en que hablaremos de todos, porque ese verano hubo muchas víctimas más. Ese es el marco en el que sucede la muerte de Pedro Tabanera Pérez.

Pedro ya había dado que hablar apenas un mes antes. “Diario 16”, periódico íntimamente comprometido con la tergiversación, órgano semioficial de la policía política, le había marcado apuntándole como coautor de algunos atentados. Pero además, había exacerbado el celo de los perros, pero consiguiendo el efecto contrario al pretendido. Porque para recoger la noticia destinada a excitar el odio citaba a “Gaceta Roja”, órgano del CC del Partido Comunista de España (reconstituido). La noticia que un periódico relataba y el otro citaba narraba unos incidentes producidos cerca de la Plaza de Las Ventas, el 18 de julio. Pedro y otro militante estaban por los alrededores, y el primero fue reconocido por un grupo de miembros de Fuerza Nueva. Algunas informaciones describen como la pareja estaba arrancando carteles del acto fascista, otras dicen que preparaban alguna acción indeterminada. Los hechos son que los fascistas consiguieron apresar al acompañante y le rodearon, golpeándole brutalmente con bates y patadas un grupo de unos doce; grupo que quedó disuelto ante la presencia de una metralleta en las manos de Pedro, que, echándose al cuello a su compañero malherido, consiguió alejarse de un grupo de unos treinta fascistas que, al mando de un policía de civil, les perseguía. Se fueron defendiendo y alejando, mediante las ráfagas de metralleta que el compañero herido, “unas veces con una mano y otras con la otra” según decía “Diario 16”, les iba disparando, mientras con la mano libre se colgaba del cuello de Pedro Tabanera Pérez, que consiguió de esa forma salvar al camarada y a sí mismo.

A Pedro le hubiera gustado ser recordado, estoy casi seguro, como un militante, como un soldado. Porque los héroes son un tipo de gente ajeno a la clase obrera. Y él, si algo era, era un militante obrero.

Felix.

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