lunes, 4 de enero de 2016

Dos siglos de Resistencia Obrera: el Movimiento Ludita.

Dibujo de M.P.M. "¡Basta! -2010. (un hombre grita con las manos amplificando)
Dos siglos de Resistencia Obrera

LOS INICIOS:

EL MOVIMIENTO LUDITA

Las primeras luchas obreras en el Estado español datan de principios del siglo XIX y fueron protagonizadas por los trabajadores del textil, sector de la producción en el que se inició la mecanización del sistema productivo.
Esta sustitución de la fuerza de trabajo manual empleada en las manufacturas por las máquinas provocó el despido de miles de trabajadores y el descenso de los salarios.
No es de extrañar que la primera reacción de los obreros fuera la destrucción de la maquinaria y que consideraran como el principal enemigo y origen de sus males, no al sistema capitalista en su conjunto, sino a la introducción de la mecanización en las fábricas.
Este movimiento se conoce con el nombre de ludista. En el Estado español comienza en 1821, cuando los trabajadores de Alcoi (Alacant) asaltan la ciudad y queman los telares mecánicos; en 1823, en Camprodón (Girona), destruyen las máquinas de cardar e hilar; en las tabacaleras el objetivo a eliminar serían las máquinas de liar cigarrillos.
La acción más destacada de los luditas fue el incendio, en 1855, de la fábrica “El Vapor” de Barcelona, propiedad de la familia Bonaplata.

(Dibujo de M.P.M. ¡Basta!, 2010)

Foto. Marcus Klinberg.
Memoria Histórica y represión
Para que la memoria de Marcus Klinberg no se pierda nunca

Al morir con 97 años (30/11/15), Klinberg es casi una metáfora del mismo siglo XX y su vida como espía soviético, más apasionante que cualquier película de acción. Además de comunista, fue también un conocido científico, otra de tantas facetas que convierten a su personalidad en algo fuera de lo común.


Poster de Paco Cela.
Poemas de Francisco Cela Seoane

EL CAMINO DE LA UTOPÍA

I

El camino de la utopía
es la realidad que se expande
en perpetua mutación
de espanto y maravilla,
en mutación perpetua
de fascinación y pesadilla.
Es decir,
la capacidad potencial del hombre
de internarse por la catarata de la lágrima
e ir edificando los albergues de la sonrisa.
El corazón cosechado para el salto,
que salta y va saltando
de lo inalcanzable a lo ya alcanzado,
de lo ya alcanzado a lo inalcanzable,
de la derrota de la luz
a la victoria de la sombra;
de la derrota de la sombra
a la victoria de. la luz.
El camino de la utopía
es al hombre,
lo que la lluvia a la tierra árida.
Es decir,
primero, trayecto de arena y viento,
de tiniebla y vértigo,
después, agua cristalina
alimentando los ríos de la vida.
Es decir,
ir asumiendo que los ríos de la vida
no tienen en los diques su meta,
inmovilismo de vía muerta.
Sino que su meta es el eterno cauce
por el que salir a buscar
el camino del mar.

II

Sin embargo,
caminar sin experiencias
es como ir a ciegas.
Afrontar las emboscadas de la niebla
donde desaparece el camino, la orientación
de las huellas.
Quizás entonces intuimos
que avanzamos en círculo,
perdidos,
y quizás eso explique
esa tendencia del hombre
a aferrarse a lo ya conseguido,
ese construir diques
que nos taponan el camino,
para evitarnos tal vez
ese vértigo a lo desconocido.

III

Así vamos,
de la derrota de la luz
a la victoria de la sombra;
de la derrota de la sombra
a la victoria de la luz.
Crecemos lenta y dolorosamente,
acumulando experiencias en el vientre
de la Historia.
Hasta que el prolongado embarazo da paso
al parto,
y nos estalla en las manos
el sueño tantas veces soñado.

Enero, 92

Foto. Micrófono en llamas.
Música combativa:

Ceive – No hay alternativa


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