miércoles, 9 de septiembre de 2015

Las cárceles de EE.UU. a reventar.

Foto. (fila de presas en EEUU, encadenadas)
El sistema represivo de Estados Unidos ha llegado al punto de saturación

¿Quién no ha oído alguna vez de un mentecato de esos que tanto abundan en las campañas electorales, prometer la pena de muerte, o la cadena perpetua, o un endurecimiento de las penas para tal o cual delito? No hay candidato electoral que no crea que con unas penas un poco mayores habrá unos pocos menos delitos. A esta patología la ciencia lo llama “concepción mágica del derecho penal”.

Pero con tantas elecciones los códigos penales se saturan con penas graves para pequeñas infracciones, las cárceles se llenan y los juzgados se colapsan de papeles... y de problemas insolubles. La policía, los jueces y los carceleros no pueden solucionar ninguno de los problemas que la sociedad no soluciona.

Es lo que sucede ahora mismo en Estados Unidos, donde vive el 5 % de la población mundial y el 25 % de los presos del planeta. Cada año hay más de 14 millones de detenidos. “Durante las últimas décadas hemos encarcelado a más delincuentes no violentos que nunca, con sentencias mayores que nunca”, dijo Obama en julio.

La represión se disparó en los ochenta con la “guerra contra las drogas” que impuso penas mínimas de 10 años por vender cinco kilos de cocaína o un kilo de heroína. El Tribunal Supremo también respaldó la cadena perpetua por tenencia de drogas para condenados sin antecedentes penales.

Las leyes que permiten a la Policía retener e identificar a cualquier sospechoso de haber cometido un delito, y ante la falta de acceso a un abogado defensor, en los últimos 35 años ha aumentado un 800 % la población carcelaria federal: de 24.000 a 215.000, de los que la mitad cumple sentencia por drogas.

El sistema punitivo es esencialmente racista: en las cárceles hay 26 veces más negros que blancos.

El 30 % de los presos vuelve a entrar en prisión en menos de seis meses y el 68 por ciento vuelve a ser detenido antes de pasar tres años en libertad.

Estados Unidos invierte en prisiones más que en educación, 8.000 millones de dólares al año, pero después de varias décadas con una política represiva a ultranza, el consumo de drogas es casi el mismo.

Ahora, en los prolegómenos de una nueva campaña electoral, el discurso político ha dado un giro de 180 grados y los candidatos, incluso los más reaccionarios, hablan de todo lo contrario: cómo reducir las penas, cómo evitar tantas detenciones y cómo vaciar las cárceles.

En ese giro están presentes los recortes en los presupuestos públicos. En las cárceles ya no cabe nadie más y no hay dinero para construir nuevas cárceles.

Por ello, Kentucky proyecta la liberación de 3.000 presos en la próxima década para ahorrarse 400 millones de dólares. Texas puso en libertad a 5.000 presos el año pasado tras la reforma de 2007 que ayudó a cerrar varias prisiones entre 2011 y 2013. Pero el plan más ambicioso es el de California, aprobado en referéndum en 2012 y que ha derivado en la excarcelación de 2.700 reclusos desde noviembre y aspira a liberar a un total de 10.000. El Estado, donde la población encarcelada se disparó un 300% en las tres últimas décadas, invertirá lo que ahorre en programas de educación y salud.

Poster. "Paco Cela Seoane. Preso comunista do PCE(r)".
Poema de Paco Cela Seoane

QUE NO DUERMAN SIN SOBRESALTOS

Algún día
dejará de ser noticia
la muerte.
Algún día
tan sólo será noticia
la vida.
Pero mientras tanto
que no disfruten paz
los profanadores de sonrisas;
que no duerman sin sobresaltos
los que han incorporado el asesinato
a las cotizaciones de los mercados.

He salido a escuchar voces,
a fotografiar instantes,
a sumar angustias y corazones;
y he palpado en mi garganta
un grito desgarrado
que me ha mostrado
las heridas que sangran por mis costados.

He sentido en movimiento
tedas las fibras de mi sentimiento,
cada microscópica partícula de mi pensamiento,
cada pulgada de emoción y sueño,
cada órgano y cada nervio.
Se han sublevado sus conjuntos
por todos las regiones de mi cuerpo,
para que me sepa despierto,
dolorosamente despierto,
con los ojos bien abiertos
a las realidades de mi tiempo.

En Riaño,
un hombre se ha suicidado,
porque Riaño es
un largo túnel de miedos uniformados;
una guillotina que se ha disparado
cortando el aire y el aliento,
cercenando limpiamente
el humanista discurso de la impotencia.

Hoy, compañero,
se levantan las porras
y caen contundentes los golpes.
Se pueblan las ciudades y los barrios
de uniformes y controles.
Se cierran las fábricas.
Los campos languidecen.
Los barcos son varados
al presente más negro y desesperante.
Detrás de cada esquina se esconde:
la desolación,
el terror y el vómito.

Pero no habrá paz
porque en Reinosa
un niño duerme y sueña;
suena que con su dedo
balas va disparando;
balas que van buscando
a los uniformes y sus cuerpos.

Y no habrá paz
porque Puerto Real
es una boca primera
que se ha abierto y no se cierra.
Un doloroso despertar a las realidades
que se inflaman y se incendian.
Llama de odio y rabia
que prende en seca hierba
y desemboca en la conciencia.
En Puerto Real se dice:
Que Revolución
son nueve letras,
nueve escalones
y un corazón abierto a la tormenta
para subirlos con una sonrisa.


Citas del 9, 10 y 11 de septiembre. S. Anderson, Clausewitz y Che Guevara,
Aprender y luchar, luchar y aprender.
Citas del 9, 10 y 11 de septiembre

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