lunes, 17 de agosto de 2015

Hábitos contra la Ley Mordaza, antes y ahora.

Dibujo. (una cara con la mano puesta delante de la boca, para hacer sordina)
Colaboración

Ley Mordaza y hábitos que sería recomendable tomar, o mejor dicho, retomar

Sé que muchos de los habitantes de los mundos faceboótikos no estáis acostumbrados (sobre todo por edad) a tener que hablar refinado. Sé que eso de la represión os pilla lejos, y sé que aunque lo digáis de palabra, no interiorizáis ese mismo riesgo que de boquilla decís que sabéis que conlleva el ejercicio de hablar por las redes sociales. A mí, por desgracia, también me pasó, pero he tenido y tengo conocidos (a estas alturas es difícil encontrar a alguien que no los tenga) que se han visto perjudicados por ese derecho que supuestamente tenemos, y es eso, precisamente, lo que me anima a escribiros una vez más, haciendo el papel de "chapas cauteloso". Aunque haya tenido tono de bronca, para nada lo toméis así.
Es más, es inevitable que en un principio no seamos conscientes del control, de la prevención. Ese es, como comprobaremos en el siguiente párrafo, precisamente, uno de los objetivos que persigue esa forma concreta de obrar represivo. Los entendidos en el tema califican este tipo de actuaciones como "represión preventiva", y si algún riesgo tiene esta modalidad es precisamente que no se ve, no se detecta, no se huele, no se oye, pero estar, está ahí sin faltar un solo minuto a su cita. De vez en cuando, nos sorprenden con alguna "operación Araña", para que veamos que no descansan, que pillan a unos cuantos como cabezas de turco, pero sobre todo para que no se nos olvide que están ahí, que lo controlan todo, y que si no nos pillan a nosotrxs no es porque no puedan, sino porque no quieren, porque poder tienen para hacerlo y de sobra además.
Eso exactamente es lo que buscan que pensemos, para que se genere de esta manera en nuestro interior lo que los entendidos en represión llaman "conductas adaptativas", que no es ni más ni menos que rebajar lo que decimos distorsionando así el mensaje inicial, conforme a lo abierto que quieran tener ellos el grifo del ejercicio de la libertad de expresión, ejercicio, que, supuestamente, está garantizado y amparado por una constitución, si bien hoy no entraré aquí por no ser este el tema del artículo.
Ahora bien: el hecho de que se pretenda poner puertas al campo de la libertad de expresión ¿está directamente relacionado con que podamos decir menos?. Si acudimos a la historia, nos daremos cuenta de que si bien los intentos de censura se han caracterizado por estar siempre ahí, también lo han hecho los de saltársela. Así, por ejemplo, ya el propio Lenin escribía en 1916 una de sus obras cumbres, "El imperialismo, fase superior del capitalismo". En el prólogo de esta obra imprescindible, obra que se adelanta (podríamos decir) a su tiempo, se puede leer lo siguiente: "El folleto está escrito teniendo en cuenta la censura zarista. Por esto, no sólo me vi precisado a limitarme estrictamente a un análisis exclusivamente teórico -sobre todo económico-, sino también a formular las indispensables y poco numerosas observaciones de carácter político con una extraordinaria prudencia, por medio de alusiones, del lenguaje a lo Esopo, maldito lenguaje al cual el zarismo obligaba a recurrir a todos los revolucionarios cuando tomaban la pluma para escribir algo con destino a la literatura "legal"".
Si algo quiero extraer de este párrafo, es la idea de que aunque haya una censura, censura que además en estos tiempos (a diferencia de la de los tiempos del zarismo) pretende disfrazarse de "democrática" (a mi juicio imposible labor) no es obstáculo para que queramos decir lo que tengamos que decir, pero sí que es un factor al que merece la pena prestar la suficiente atención como para tomarlo en serio, y, en ningún caso cambiar el mensaje de lo que queramos trasladar, pero sí la forma. Resumiendo: ¿Deberíamos de cambiar el contenido de nuestro mensaje? no, pero sí la forma. Por lejano que parezca, ¿el control está ahí? Sí, lo está, pero ellos juegan con la sensación de hacerlo imperceptible para que nos confiemos, y de esta forma hablemos, para podernos juzgar por esas palabras después.
Para ir terminando, me gustaría también destacar las consecuencias de decir las cosas tal cual las pensamos. El solidarizarse expresa y abiertamente con una organización que se encuentre fuera de la ley, sea cual sea, es un ejemplo que explica eso de que la represión no se nota, pero está ahí: ¿Cuanta gente le ha pasado (por calentón, por convicción, o por lo que sea) poner un "Gora ETA", y a los meses, en ocasiones al año, sufrir unas consecuencias de una acción que tenían olvidada y creían enterrada en el historial?. Pues a eso exactamente es a lo que me refiero. Coincidiréis conmigo en que puede hacer más una persona libre, que una que esté en la cárcel. Pues entonces, seamos inteligentes, prudentes, adaptativos sin perder la esencia, ya que la historia y sus protagonistas nos han demostrado que se puede. Lenin, Stalin, el partido bolchevique, más de 17 años escribiendo bajo censura zarista. Las organizaciones clandestinas en el Estado español, escribiendo de igual modo durante los 40 años de dictadura abierta y los otros 40 que le han seguido de dictadura coronada. ¿Dejaron de hablar en algún instante? ¿Dejaron de llegar a la gente por eso? ¿Y, dejaron de recibir el apoyo del pueblo en algún momento? La respuesta a esas 3 preguntas es no. De manera que, apliquémonos el cuento, que aunque ahora este artículo nos haya sonado a desproporcionado, y puede que hasta a anacrónico, hacia ahí es hacia donde caminamos (nos llevan) a toda prisa, y si no nos adaptamos, habremos desvelado cuáles son nuestras cartas apenas recién empezada la partida. J.

Pantallazo del video. (dibujo paremos la agresión a la clase obrera)
Vídeo de presentación de Resistencia Popular Canarias

Dibujo. "Liber..ta-ta-tata-tatá!". (un soldado ametralla a una mujer)
Dibujo de J.Kalvellido
Título: Libertá

Citas del 17, 18 y 19 agosto. Che, Marx y Marx.
Aprender y luchar, luchar y aprender.
Citas del 17, 18 y 19 de agosto

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