martes, 7 de mayo de 2013

Aurora Caetano, Iolanda Fernández, presas políticas comunistas: el 14 de julio en LIBERTAD.

  Próximas excarcelaciones:

Aurora y Iolanda
En libertad el domingo 14 de julio

-Aurora Caetano Navarro, desde la prisión de Villena-Alicante II-

56 años de edad, 40 años de militancia, 31 años de cárcel por comunista

Nací en Vigo el 19 de febrero de 1957. En el barrio de Cabral, en el“Campo da Feira” me crié y permanecí hasta los 18 años. Un barrio muy modesto, compuesto por familias de trabajadores de la mar, los astilleros, Citroen y mujeres de la fábrica de cerámicas Álvarez. Relacionándome con todos ellos percibí las penalidades y privaciones que soportaban aunque se deslomasen en interminables jornadas laborales, pero también sus actos de generosidad, solidaridad, honestidad y compañerismo.
Con 14 años entré a trabajar en una conservera de pescado, donde aprendí un curso acelerado de explotación y abusos de la patronal, pero también de sus herramientas de opresión y de la importancia de la unidad entre los obreros. Me conciencié a golpe de realidad de la necesidad de luchar por cambiar toda esta situación. Además, y al calor de la experiencia dejada por la Huelga General Revolucionaria de 1972, contacté con la Organización Obreira y entré a militar en la OMLG (Organización de Marxistas Leninistas Gallegos). En 1975 ingreso en el recién reconstituido PCE(r). En diciembre de 1976 soy detenida en Ferrol y encarcelada por dos meses.
Me tocó vivir directamente la represión. Y si a eso le sumamos los recientes sucesos sangrientos y determinantes del 27 de Septiembre de 1975, con los 5 antifascistas fusilados y del 3 de marzo de 1976 en Vitoria, con 5 obreros asesinados y más de 100 heridos de bala, mi decisión al salir de la cárcel fue organizarme en la guerrilla antifascista GRAPO.
En 1978 soy detenida formando parte de un comando operativo de los GRAPO, en esta organización desarrollé una amplia actividad de resistencia armada contra el Estado monopolista español. Fui brutalmente torturada por la Brigada Político Social de “Billy el Niño” y demás secuaces. Vinieron 20 años de presidios, pasando por un total de 15 cárceles y el desarrollo de 21 huelgas de hambre, una de ellas de 435 días de duración junto al resto de mis camaradas. ((Su imagen de una delgadez extrema, igualmente la de sus camaradas, salen en los periódicos y televisión, sobre ellos hacia un comentario una madre: “están iguales que los de un campo de concentración nazi”)).
Entre 1992 y 1994 soy trasladada de forma continua e ininterrumpida de cárcel en cárcel.
Salgo en libertad en 1998, tras más de los 20 años a los que sus propias leyes me condenaron y retomo mi actividad política comunista. Pero la criminalización y la represión hacen que en el 2000 me incorpore a la labor comunista del PCE(r) en la clandestinidad.
Soy detenida el 18 de julio de 2002 en Madrid, junto a mi camarada Iolanda Fernández, en un dispositivo policial de “todo es GRAPO”, donde 19 militantes de los GRAPO, del PCE(r) o del SRI ingresaron en prisión.
Fui condenada a 12 años de prisión por mi militancia comunista, parecidos años que los caídos a los otros militantes del PCE(r) juzgados y a los solidarios del SRI (Socorro Rojo Internacional). En el juicio se le escapó un comentario al juez-presidente: “aquí no hay ni una patada en la canilla a un policía”. Pero la fascista Ley de Partidos ya tenía escrita dicha y otras condenas.
He pasado de nuevo por varias cárceles, y ahora me encuentro a bastante más de 1000 kilómetros de mis familiares y de mi tierra. Tengo una hija, Celestina.
Mi hermana Carmiña también ha desarrollado un vida dedicada a la lucha, estuvo presa primero más de 16 años entre 1983 y 1999 y luego desde 2006 hasta la actualidad.”

-Iolanda Fernández Caparrós, desde la prisión de Castellón I-

32 años de edad, 17 años de militancia, 11 años de cárcel por comunista

Soy hija de emigrantes. Mi padre, galego e hijo de labriegos y mi madre, andaluza, hija de pescadores, se casaron en Suiza donde habían emigrado jóvenes para huir de la extrema pobreza de la España franquista. De vuelta al Estado recién muerto el dictador, se instalaron en A Coruña, donde nací yo el 7 de diciembre de 1980.
Desde siempre vivimos en el barrio de Monte Alto, hoy convertido en zona turística, pero que históricamente fue un barrio muy obrero fuertemente castigado por la droga y la delincuencia, pero también con mucha vida social y recuerdo histórico (su prisión provincial, la campa donde fusilaron a muchos republicanos...).
Allí estudié y también empecé a trabajar. Cuando me hallaba estudiando, los apuros económicos de la familia me llevaron a buscar pequeños empleos. Y se puede decir que hice de casi todo, florista, dependienta de una tienda de ropa, cuidar ancianos.... Estudié auxiliar de enfermería y tuve que dejar los de higienista dental, para trabajar en un frutería.
Comenzando a trabajar con 13 años y viviendo en un entorno donde estaban muy presentes los problemas sociales, con un nivel cierto nivel de conciencia, no es de extrañar que también para la militancia fuera “prematura”. Con 15 años frecuentaba los ambientes independentistas. Mientras estudiaba, empecé a militar en “Estudantes Independentistas” y poco después en las JUGA, Juntas Galegas pola Amnistia.
Por ese entonces conocí a militantes del PCE(r) y comencé a leer su interesante propaganda, a participar en discusiones políticas y poco a poco me fui implicando más. Mis inquietudes políticas se habían encaminado más al plano nacional hasta entonces, así que aquellos debates profundos me estaban aportando planteamientos que para mí me estaban resultando de mayor profundidad. Como simpatizante, empecé a participar en distintas campañas políticas, y participé también en varias plataformas sociales y en el intento de organizar a la juventud. Aún sin 18 años pasé a la militancia de pleno. En A Coruña participé numerosas veces en el reparto de la propaganda del PCE(r) a las puertas de las fábricas, y fue muy ilusionante y reconfortante ver el buen grado de aceptación entre muchos obreros.
Esos primeros años de actividad en la Organización Local del PCE(r) de A Coruña me asentaron mayores bases de conciencia y comprensión de la lucha, en la vida y en el trabajo.
En noviembre de 2000 detuvieron en Francia a varios camaradas de la Dirección del PCE(r), entre ellos a su Secretario General, y comenzamos con un trabajo profundo en la campaña de denuncia. Varios actos con obreros, con jóvenes, de difusión y denuncia. Y por otro lado reorganizar el trabajo de Organización en sí, tras las importantes caídas de revolucionarios. Así que recién cumplidos los 20 años, junto con otros camaradas, empezamos a impulsar la Organización de Galiza y me trasladé a vivir a Vigo. El traslado supuso tener que dejar el empleo para poder dedicarme exclusivamente a actividades políticas, que eran muchas en esa ciudad, así que en 8 meses muy intensos, realizamos mucha actividad de organización. Huelgas obreras, manifestaciones, trabajo agitativo... Pero seguía siendo necesario recomponer estructuras organizativas debilitadas tras las detenciones y la campaña de criminalización posterior. Se necesitaban manos, cada una y uno a su nivel, y mi decisión fue pasar a la clandestinidad para incorporarme a la Comisión de Organización. Hice el “paso” el 2 de julio de 2002, y el 18 de julio, 16 días después, me detienen junto a la camarada Aurora Caetano cuando salíamos de un piso en Madrid. Mi experiencia clandestina fue “efímera” por desgracia.
La de prisión está siendo algo más prolongada. Con la ley de partidos ilegalizaron al PCE(r) en 2003, pero ya se habían inventado antes la amalgama “todo es GRAPO”, así que los militantes del PCE(r) acabamos condenados por “pertenencia a banda armada”. En mi caso concreto me cayeron en gracia 8 años por “pertenencia” y otros 3 años de propina por “documentación falsa”.
En estos 11 años de prisión, he pasado por 4 cárceles y por un par de módulos de aislamiento. Clasificada en Primer Grado, con todo tipo de restricciones, limitaciones, grabación de visitas, etc. Pero todo ello no me impide tratar de llevar una vida lo más organizada y productiva posible, así que hago deporte, estudio, lectura, correspondencia... y sobre todo seguir fortaleciendo mis ideas y militancia, aún de todos los impedimentos. Llevo 5 años y medio sin compartir módulo con ninguna compañera. A esta dispersión intercarcelaria, se le suma la dispersión de nuestros familiares y amigos, a cientos de kilómetros de nuestra tierra y gente querida. Con la dificultad en las visitas, por los innumerables gastos, matadas de kilometraje... A toda esa incomunicación obligada se le añade el intento de total aislamiento con la correspondencia limitada, intervenida, retenida o simplemente “no llegada”. Igual pasa con las llamadas telefónicas. Pero no pueden ni podrán lograr que sigamos manteniendo nuestra firmeza y actividad.”.

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