martes, 9 de abril de 2013

Represión y venganza, en USA y en Nafarroa // Opinión: paralelismos del pasado y presente.

  Represión Política y venganza

Gas pimienta en la cara de un preso atado a una silla en EE UU:


Los tartazos a Barcina, más caros en cárcel que el zapatazo a Bush

 

Cartas de lectorxs:

Paralelismos del pasado, como indicadores de los derroteros del presente.

El sábado 30 de marzo teníamos conocimiento del fallecimiento de otro luchador revolucionario encarcelado, en este caso Xabier Lopez peña. A penas una semana antes había fallecido el preso político en libertad atenuada Ángel Figeroa.

Pocas cosas más graves hay que el fallecimiento de un militante o simpatizante de un movimiento revolucionario. Pues bueno. Es en este tipo de ocasiones cuando lo que sucede empieza a recordar a lo que acontecía 30 años antes en el Estado español, y me explico.

Si vamos a las hemerotecas y echamos un vistazo tanto a los libros como a los documentales que explican la historia de la transición, una historia manipulada y editada a su antojo en un patético intento por presentárnosla modélica, nos daremos cuenta de que una de las cosas que más se ensalzaban era la actitud del PCE cuando fueron asesinados cinco abogados laboralistas en Atocha. La "cívica" actitud con la que fueron llevados a cabo los funerales es un punto común de felicitación hacia dicho partido por parte de analistas provinientes de muy diferentes espectros ideológicos.

Y es que, ya lo decía yo en otro artículo hace tiempo: según quien te felicite, preocúpate, porque nada bueno puede significar.

La degeneración ideológica del PCE había comenzado 20 años antes, pero esa actitud "sobria y cívica" mantenida en dichos funerales, junto con gestos como renunciar a la bandera republicana para aceptar la fascista, fue una prueba de fuego de cara al régimen (supuestamente democrático) que estaba formándose en esa sucesión a sí mismo que fue la transición.

De igual manera ocurre ahora con la actitud tomada por la izquierda abertzale (y por Herrira en particular por ser el organismo encargado de la solidaridad con los presos políticos vascos) a raíz del fallecimiento de Xabier Lopez Peña. "Mostremos nuestra rabia y enfado en la calle de un modo tan contundente como pacífico", dicen en sus comunicados sacados como consecuencia del luctuoso hecho, a la vez que la manifestación que para este sábado 6 de abril convocan, es silenciosa. Claro, no sea que se vaya a escapar un grito anacrónico de esos que ya no van acordes con los "nuevos tiempos" por su mensaje de lucha. La manifestación en respuesta al asesinato de un militante, ¡silenciosa!. Por San Lenin bendito, ¿qué más me queda por ver?

Hace 5, 10, 20... años, cuando un militante o simpatizante del MLNV era asesinado como consecuencia de la desasistencia sanitaria o la extrema aplicación de la política represiva de los estados español o francés, a las pocas horas de conocerse la noticia todas las paredes de Euskal Herria se llenaban de mensajes de denuncia. No había farola, cajero, pared, balcón, andamio que no quedara con una huella de denuncia realizada de mil maneras diferentes: pintadas, ikurriñas con crespones negros, pegatinas, ramos de flores, a la vez que las expresiones de rabia popular se hacían patentes en forma de cajeros quemados, pintadas con mensajes clamando a la respuesta y lucha popular, al recuerdo del militante caído, etc.

Las manifestaciones que en recuerdo del caído o caída se convocaban contenían un inequívoco mensaje acusatorio y el carácter de las mismas era altamente combativo, haciéndose lo que se tuviera que hacer y diciéndose lo que se tuviera que decir, no permitiéndose ninguna censura ni en el mensaje ni en las formas, o saltándosela en caso de que las fuerzas armadas españolas o cipaias la impusiesen. Ahora la censura nos viene desde dentro del movimiento. Lo que cambian las cosas.

La actitud que ante esta muerte toma Herrira (y el conjunto de la izquierda abertzale) recuerda demasiado a la que en su momento tomó el PCE, y para nada nos debería extrañar. En ambos casos los fines son los mismos, tanto en aquel 1976 como en este 2013. Vaciar los movimientos de todo contenido y actitud revolucionaria, para, una vez debidamente pacificados e ideológicamente desarmados, ser tranquila y gustosamente integrados en el sistema, ese sistema que hasta ayer combatían, y por lo cual eran merecedores de respeto y solidaridad.

Nunca dejarán los presos políticos de tener mi solidaridad, cariño y admiración, así como también los familiares de los caídos. Pero lo que no voy a hacer es participar en las domesticadas procesiones en las que la izquierda abertzale pretende convertir las manifestaciones convocadas para denunciar este asesinato. Y pronto los propios presos políticos renegarán de esta actitud desmovilizadora e integracionista.

Si algo tan injusto, doloroso, y digno de ser contestado con rabia pretende transformarse en pacíficas procesiones, qué va a ser lo siguiente?

Cada vez más me recuerda todo este tinglao a lo que los policías les decían a los revolucionarios que detenían en los ochenta. Tú te vas a callar. Te vamos a mear encima, y vas a decir que está lloviendo.

Un solidario. EH
 

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