jueves, 10 de junio de 2010

Carta a Cesar Vidal

Carta a César Vidal. Hemeroteca

Buenos días. Me gustaría que este mensaje fuera echo llegar a César Vidal, director del programa nocturno La Linterna.

Saludos Señor Vidal:

Lo primero, decirle que le admiro por la sabiduría que día a día demuestra sobre historia, ya que a mí la historia me encanta.

Pero a este sentimiento de admiración, se unen otros, y más fuertes, tales como la indignación al escuchar cada noche sus reiteradas muestras de odio, maquillado a penas, contra el nacionalismo vasco en general, y la izquierda abertzale en particular. Son muchas las manifestaciones que usted realiza en este sentido, pero me parece que esta vez se ha excedido en una de ellas, y esto es, precisamente, lo que me anima a escribirle.

El pasado jueves, al realizar el repaso de la prensa que todos los días tiene lugar antes de la finalización del programa que usted dirige, hizo un comentario, que bajo mi punto de vista fue demasiado desafortunado, aunque usted nos tenga acostumbrados a muchos así.

Fue en referencia a la presa política vasca Elena Beloki, y al tratamiento que está llevando a cabo en su intento de quedarse embarazada. Usted dijo: viendo la cara de la Beloki, no necesita un tratamiento; necesita un ciego.

Este comentario me ofendió más que los que usted suele realizar, porque yo soy invidente. Pero me ofendió, no tanto por su alusión a la fealdad de la cara de esta persona, pues quizá fuese lo que pretendía, como por el desprecio que usted manifestó hacia este colectivo. Los invidentes.

Me pregunto si el comentario que usted realizó, le haría mucha gracia a un trabajador de su misma cadena de radio, Fernando Etxeberria, que también es invidente.

Es de una desfachatez, inoportunidad, desacierto, y poca gracia su comentario. Apagué la radio muy indignado. Ya está bien. Las bromas de mal gusto, siempre se dirigen hacia los mismos. Siempre tiene usted en su diana (literaria, entiéndame) a los mismos. No pretendo que lea este correo en antena, pero sí que humildemente, se tomara la molestia de contestarme.

Mucho tendría que decir sobre el odio que usted destila todos todos los días contra gente honrada que trabaja por la construcción de Euskal Herria. También le digo (por si pensaba lo contrario) que a ustedes, como mejor se les hace frente, es con la palabra. No ayuda, como muchos pretenden, callarles con bombas, ya que esto solo les daría argumentos para profundizar en su perpetuo victimismo. Si se les derrota en el terreno de la palabra, se habrá conseguido lo más importante.

Posdata: perdón por las faltas de ortografía (si las hubiera), y no se tome esto como una amenaza, ya que últimamente expresar libremente una opinión, está siendo considerado como tal.

(dirección del oyente)

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